La imagen de una planta crecer
nos ata los ojos al cráneo
el infinito se torna verde invisible
y por eso
consciente la planta del poder fatal
de deformarnos la cabeza
carga su peso en su cerrar de hojas
sólo porque sabe traducir
el esqueleto del insecto
que torpe se estrella y revienta en rojo el tallo
apoyada
en esa imagen
me llevo el
olor a las manos
que me llevo a la boca
que me trago hasta contagiarme
de la
infatigable quebradura de la raíz
en voz baja
me tumbo en el crujir del suelo de madera
como un nido de tierra hecho de sonidos
como el hambre
en la tripa
de mi madre
como música
escondida
he plantado una piedra en mi cuerpo
mírala en la voz del ciego
en el crecer resignado de una planta
sobre las ventanas de nuestros hombros
todos los jardines están muertos en la carcajada del pájaro
y las piedras se arrullan en los malos modos de los hombres
míranos en la voz del ciego