Mientras alguien
habla algo adherido a la lengua
yo me llevo la
mano a un mechón determinado de mi cabeza
porque me he
encontrado un lunar de canas
pálidas no
del todo blancas
blanditas tiernas anfitrionas
sin sospecharlo
de todo lo que
ya sabía tiempo atrás
tengo un miedo cercano a la solemnidad del ciclo
es tan delgado como para quedarme a ver
que no pasa otra cosa
otra cosa que no sea una lluvia
trasparente espantando a la gente
con la calma en
los dedos los llevo hacia arriba
y sacudo mi
cabeza veo volar algo
precipitadamente ceniza o rosa
y me arranco uno
a uno cada pelo blanco —brillante
con los ojos muy
encendidos en la que hay en el espejo
han sido ocho ni siquiera un puñado
la siguiente
escena he sido yo soplándolos en la ventana
hasta que han
estado fuera del alcance de mi vista
y toda mi cabeza
era caparazón en carne viva
un sentir
difícil de explicar algo que repiqueteaba furiosamente la zona
tengo un miedo fino al tiempo pasar
a que la leche
llene los riachuelos y no los pechos
y me encuentren
plateada y redonda paciencia
depositada en la
cumbre de la montaña silvestre que me germina oportuna.